Las crisis y los cambios no se solucionan solo con respuestas técnicas, sino también con soluciones ágiles, adaptativas y creativas.
No te sorprendo si te digo que este mundo BANI (bien frágil, ansioso, no lineal e incomprensible) está repleto de nuevas demandas y expectativas personales y laborales. Hoy el talento está en la capacidad de trabajar en un entorno cambiante más que en ser especialistas. Las organizaciones requieren líderes y equipos que sepan y puedan “hacer de todo y con todo”, es decir capaces de desempeñarse eficazmente dentro de perfiles diferentes para los cuales se formaron.
¡Es el momento de reinventarnos! ¿Pero cómo lo hacemos? La clave está en el desarrollo de un perfil profesional versátil.
El PFV. Es la capacidad de adaptarse a los cambios actuando con agilidad y creatividad, haciendo uso de un pensamiento disruptivo y potenciando las habilidades de comunicación con otros.
Hablamos de “transformarse a uno mismo” para impulsar la transformación organizacional. De nada sirve utilizar las ya famosas metodologías ágiles si continuamos pensando rígidamente. Esta forma de #SerÁgil nos va a permitir crear, anticiparnos y planificar, tener rapidez en la toma de decisiones y ser efectivos en las prioridades y cambios en el foco de los proyectos. El diferencial está en aportar valor, no solamente en ser más rápidos.
Elegí tu batalla. Como dice Estanislao Bachrach (PhD Biología Molecular): el cambio duele. Hacer algo nuevo, por más que nos motive, supone que seamos capaces de tolerar cierta ansiedad o incluso miedo, requiere de resiliencia y valentía.
Entrena tu versatilidad. Imagina posibles versiones del futuro preguntando: «y si pasara esto…», intenta desaprender un hábito para la construcción de uno nuevo. También podés hacer preguntas incomodas y tener conversaciones desafiantes, esto va a permitir que pongas en juego esa valentía y el miedo a lo desconocido. Trabaja, y mucho, en tu autoconocimiento, frena y pregúntate: ¿Quién soy? ¿Qué me hace diferente? ¿Qué quiero cambiar? ¿Para qué? Tenes que definir un propósito que esté vinculado con tu motivación, es más fácil cambiar algo si te interesa. Diseña la estrategia: la necesitamos aunque nos equivoquemos. Los cambios llevan tiempo y disciplina. Practicá, se constante. Tené paciencia y recompensate.
Recordá: Cuando cambiás la forma de ver y hacer las cosas, cambiás vos.
Lic. Lucía Prado
Equipo Consultores Enthos